viernes, 22 de julio de 2011

EL CONTADOR DE HISTORIAS

Habia un Maestro Zen llamado Haukin que vivia en las montañas, en un poblado no muy grande. Un dia una joven se quedó embarazada, el padre de esta no dijo nada, se trago su orgullo. Pero al nacer el niño no pudo mas y presionó a su hija para que le diera el nombre del padre, esta ante al acoso al que se veia sometida y pensando que seria lo mejor dijo que era Haukin. El padre cogió al niño y lo llevo ante el Maestro, arrojandolo a sus pies le dijo: este debe de ser tu hijo, soltando al tiempo toda clase de maldiciones.
 El Maestro Zen solo dijo : Ah, ¿es así?...y cogiendo al niño entre sus brazos lo arropó. Despues de esto el Maestro iba a todos lados con el bebe, protegiendolo del frio, envolviendolo con su tunica,  mendigando un poco de leche caliente en las noches mas frias, pero muchos de sus discipulos, creyendole un hombre acabado por este suceso...terminaron abandonandole.
 Haukin nunca dijo ni una palabra.
 Transcurrido un tiempo, la madre, no pudiendo soportar el dolor de estar separada de su hijo...confesó a su padre el nombre del verdadero padre del niño.
 El padre de la joven, al saber la verdad, corrió a ver al Maestro Haukin, postrandose ante el rogandole que le perdonara. 
 Haukin solo dijo : Ah, ¿es así?...devolviendole el niño.
 Esta es la expresión de la aceptación, cuando pase lo que pase...sabes que todo lo que te trae la vida está bien...nada es bueno, nada es malo, todo tiene su razón de ser por ser parte del camino divino.
Acepta la vida tal cual te viene, aceptandola el descontento, las pasiones, los deseos...sencillamente no son...desaparecen. Aceptando la vida como es uno empieza sentirse alegre sin razón alguna.
Cuando la alegria tiene una razón no dura mucho...cuando no tiene razón alguna dura para siempre.. ;))

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